Una novela de la corriente literaria del romanticismo que nos relata la historia de un militar, el cual pasa la navidad en un pequeño pueblito en las montañas gracias a un cura carmelita; esta obra despierta un sentimiento muy profundo en la moral de los habitantes de este lugar que se dedicaban al pastoreo y evoca paisajes, familias, costumbres de la navidad.
Pero que podemos encontrar en esta novela que aparte de mostrarnos una visión romántica de lo que hizo el cura con el pueblo, que le dio asilo a un soldado, y pasaron las fiestas decembrina en aquellas montañas, que tiene que ver con la materia, comencemos por hablar un poco de ¿quién fue Ignacio Manuel Altamirano?
Nació en la población de Tixtla, Guerrero, en el seno de una familia de raza indígena pura, su padre tenía una posición de mando entre la etnia de los chontales. En el año de 1848 su padre fue nombrado alcalde de Tixtla y eso permitió al joven Ignacio Manuel, que a la sazón contaba con 14 años, la oportunidad de asistir a la escuela. Abogó y sentó las bases de la instrucción primaria gratuita, laica y obligatoria a partir del 5 de febrero de 1882. Fundó el Liceo de Puebla y la Escuela Normal de Profesores de México; y para el mundo en general, escribió varios libros de gran éxito en su época, al cultivar diferentes estilos y géneros literarios. Sus estudios críticos se publicaron en revistas literarias de México.
Gran defensor del liberalismo, tomó parte en la revolución de Ayutla en 1854 contra el satanismo, más tarde en la guerra de Reforma y combatió contra la invasión francesa. Después de este periodo de conflictos militares, Altamirano se dedicó a la docencia, trabajando como maestro en la Escuela Nacional Preparatoria, en la de Escuela Superior de Comercio y Administración y en la Escuela Nacional de Maestros; también trabajó en la prensa, en donde junto con Guillermo Prieto e Ignacio Ramírez fundó el Correo de México y con Gonzalo Esteva la revista literaria El Renacimiento, en la que colaboran escritores de todas las tendencias literarias, cuyo objetivo era hacer resurgir las letras mexicanas. Fundó varios periódicos y revistas como: El Correo de México, El Renacimiento, El Federalista, La Tribuna y La República.
Existe una recopilación de los discursos de Ignacio Manuel Altamirano. Donde se resalta que amó las leyendas, las costumbres y las descripciones de paisajes de México. En 1867, comenzó a destacar por lo magistral de su obra, orientó su literatura hacia la afirmación de los valores nacionales, y destacó también como historiador literario y crítico, que fue el abanderado de varias generaciones.
Como podemos observar este personaje tuvo un papel importante en la vida política del país a través de sus escritos trato de promover ese sentimiento patriótico y de pertenencia a la recién nacida nación, lo cual es digno de reconocer que fue un acierto ya que vender la idea de nación a las generaciones por medio de cuentos agradables y fantásticos promovió en primera instancia el reconocimiento de algunas costumbres de los pueblos al igual que inculcar diversos valores morales.
En cuanto a su texto se puede percibir muy claramente ese valor de pertenecía a un determinado grupo de personas ya que los seres humanos somos por naturaleza entes sociales y vivir apartados de los demás nos costaría trabajo sobrevivir, por otra parte se puede observar que el personaje del cura fue un tanto estratégico al ser de nacionalidad española en mantenerse alejado de donde existían las diversas guerras recordemos que en la época que describe estaba el país en plena guerra de reforma y se puede llegar a sobre entender que para ese entonces Altamirano nos muestra una idea ambivalente de lo que ocurria en la nación y lo que redacto en este escrito pero en general me parece una estupenda estrategia para vender a los letrados esta idea de nacionalismo.